Más
allá de las macetas que decoran el patio,
entre
gardenias salvajes que plantó tu padre inconsciente,
un
agujero es el lago donde van a beber los animales
y
las plantas selvas para despistarse del mundo unos días.
Dibujamos
paisajes en los cartones y el horizonte
es
el motivo sobre el que aplaudir, cada tarde,
aliados
a los vecinos con los que, mediante voces,
tratamos
de reconducir la resistencia
y
hacer más amable la espera.
A
pesar de todo, cumplir cuatro años
en
cuarentena esplenden la luz de tu risa
corriendo
por el pasillo, vuela como tú “iron-man”
al
rescate de los indefensos, espanta el temor
a
las turbulencias del destino.
Escribimos
letras con tiza en el cemento
para
no caer en la abulia de las horas cerradas,
lanzamos
números a las paredes
para
contar el cambio de esta época;
y
volvemos la vista a la esperanza con un grito,
en
la creencia de que existe, más allá, el momento
de
volver a vivir despiertos.
Jesús
Bermejo Bermejo 29 de marzo de 2020 (encerrados en casa, en Estado de Alarma
por la pandemia del COVID-19).
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